Las cestas de Navidad (III)

Aunque no lo crean, no quiero que bajo este título se cree una saga del estilo "Solo en casa" o "tiburón", pero hay cosas que en "estas fechas tan señaladas" hay que denunciar.

Y a mi en "estas fechas tan señaladas" no me importa que ustedes queriendo "huir" del consumismo, caiga en las garras consumistas del comercio justo. Me importaría más, si en su huida, decidiera usted gastarse mi dinero para ser usted solidario. Pongamos un ejemplo (basado en hechos reales) de lo que también se puede llamar "Cesta de Navidad" (véase definición en el primer capítulo de la saga).

Digamos que un alcalde cualquiera, decide felicitarles la Navidad (lo cual ya sería noticia dados los tiempos que corren y teniendo el sujeto en cuestión el color que tiene. Pero vayamos al grano). Pues no se le ocurre otra cosa, que felicitarle la Navidad a usted, gentil ciudadano, mandándole una tarjeta de felicitación navideña solidaria de...., digamos, Intermón Oxfam.

¿Puede ser considerada esta felicitación navideña solidaria como una "cesta de Navidad"?. Si, claro que si.

El alcalde en cuestión paga con money público las invitaciones. Con lo cual, antes yo he pagado en zona azul, multa, impuestos, tasas, etc, mi propia felicitación. Además, soy yo el que doblemente estoy siendo solidario, pues no solo el dinero va para una buena causa, sino que además el Ayuntamiento pierde un dinero que invertir en mi bienestar. Y por otro lado, el Excelentísimo señor alcalde, se hace una publicidad estupenda a nuestra costa.

Si yo tuviera 80 años, aplaudiría a rabiar la medida del alcalde. "Que majo es este tío, que se preocupa por el pueblo". Pero tengo bastantes menos, y no me puedo callar, porque nos podía haber felicitado a todo el pueblo la Navidad, si en vez de mandarnos felicitaciones navideñas solidarias, nos hubiera puesto un "Feliz Navidad" en la iluminación festiva de las calles.

- "Ayyyy amigo Sancho, pero ahí no figura su nombre".

- Eso debe ser, claro.